martes, 6 de enero de 2009

MORIA CASAN: “NO DESCARTO ADOPTAR UN HIJO CON TATI”


Treinta años atrás, no existían autopistas, countries, restós ni programas de chimentos. Pero Moria Casán (62) ya tenía su marquesina en Villa Carlos Paz. “Soy una especie de Juan de Garay en este lugar, la gente lo tiene claro y me trata como si fuera una leyenda viviente”, afirma ella. Luego de sendas temporadas marplatenses, la diva volvió a Córdoba con What Pass, Carlos Paz? Y las cosas también cambiaron en su vida personal: su hija Sofía la hizo abuela, y desde hace 4 meses está casada con Andrés Tati Del Sol, su novio treintañero. Por todo ello, el verano 2009 se anuncia distinto para Moria. “Mi sola presencia ya genera un gran impacto, la revolución la hago con pronunciar una de mis frases”, dice.

–¿Te metés en la pelea por las entradas vendidas?
–Con eso yo no me meto, porque siento que todos mienten. Además, yo no tengo un teatro, tengo un restó. El único cartelito que pongo es el de “la casa se reserva el derecho de admisión”, jaja. Estoy fascinada con mi show, porque es absolutamente innovador. Si yo quería venía con lo mismo de siempre.

Moria Mujer. “Los que más mueren por mí son los pendejos. Los tipos más grandes me lo dicen a través de sus mujeres. Yo soy consciente de que a través de mi open mind, de mi vida, los tipos se ratonean. Lo que los seduce es la mente, la personalidad, y que me mantenga bien. Nora Cárpena me dice que aunque tenga 100 años voy a seguir siendo un ícono sexual, que está en la esencia de la gente”.

–¿Y qué sentís cuando te mirás al espejo?
–Me doy ternura, siento que yo misma me tengo que proteger de mí. Nunca nadie me protege demasiado, porque no soy demandante. Al revés, los demás son demandantes de mí. La única vez que me sentí súper protegida fue cuando estaba embarazada, que era la panza de Sofía. En general, nadie me pregunta cómo estoy, cómo me siento. Me generé la imagen de mina fuerte, y cuando me saco el make up me veo muy nenita.

–¿Y cómo te llevás con el paso del tiempo?
–Ni lo siento ni me duele. Lo sufrí a los 30 años, vivía en Europa y sentí que me moría. Porque cuando empieza la época de la vida en que perdés las cosas, yo las empecé a ganar. Y no por cirugías, sino a través de la mentalidad. ¿Cómo puede ser que ahora tenga menos caderas que a los 20?

–¿Eso te diferencia de Susana y Mirtha?
–Puede ser. Es que no paro de laburar, no estoy encapsulada en el divismo. El divismo es algo muerto. Es lindo alcanzar cierto grado de estelaridad, de estar por encima del resto. Pero divismo es el de Hollywood. Y este país es Dollyhood, una pizzería, no hay star system para el divismo. Lo tuve claro de chica, cuando me trataban como a un objeto y yo siempre me sentí un sujeto, ese es un buen consejo para las chicas jóvenes que aparecen. Me interesa todo lo que pasa en el país.

–¿Qué opinás de Cristina de Kirchner, la primera presidente mujer?
–No me hago cargo de las cosas que no elegí, así que mi pensamiento es algo anárquico. Pero me gusta que en el mundo haya mujeres presidentes. Porque una mujer, al dar vida, maneja el poder desde otro lugar. Eso les da más equilibrio a las mujeres que a los hombres. Acá hay muchas cosas por hacer, creo que Cristina bajó decibeles en cuanto al dedito y a hacerse la maestra ciruela. Me parece que está menos enojada. ¿Si le aconsejaría algo? No, yo no le doy consejos ni a mi hija.

–¿Tati es el hombre del resto de tu vida?
–Es el hombre que en este momento me totaliza. No sé hasta cuándo puede durar esta pasión, ojalá que pudiera perpetuarse. Tiene una cosa familiera que sólo la sentí con Mario Castiglione, por eso con él tuve una hija. Andrés quiso conocer a Sofía, a mi gente, y yo viajé a Bahía Blanca sólo para conocer a su familia.

–¿No tienen ganas de adoptar un hijo?
–Por el momento no hablamos mucho de eso. El otro día me dijo que podíamos empezar a buscar, pero no sé si lo dijo en broma o en serio. Pero podría ser, yo no lo descarto para nada. Tati sería un excelente padre y sería egoísta de mi parte privarlo de todo lo maravilloso que envuelve al hecho de tener un hijo.

–¿La Moria sin make up piensa en la muerte?
–No. Cero. La palabra muerte la tengo cancelada de mi mente. Lo que sí tengo es un gran respeto por mi vida, una ética absoluta con mi cuerpo y mi personalidad. De la muerte no sé nada, lo que tengo es esto: la vida. Hay contemporáneos míos que no pueden subirse a un escenario porque no pueden caminar, y yo me siento mejor que a los 30. Por eso siento que tengo un plus, que me hace única, y me encanta.


Revista Paparazzi

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